En el año de 1995, como parte de
una supuesta reforma radical a la educación costarricense llamada EDU 2005, el
gobierno de José María Figueres, crea el Programa para el Mejoramiento de la
Calidad de la Educación en Comunidades Urbano Marginales (en adelante
PROMECUM), que se planteó como una forma de dar respuesta a la situación vivida
en las zonas más pobres y de riesgo social del país. PROMECUM, en síntesis,
tenía como supuesto fin, coadyuvar en el mejoramiento de la calidad de vida de
los estudiantes y en general de las comunidades beneficiarias. Se trataba,
básicamente, de la ubicación de una escuela con características especiales o
distintas a las que las escuelas públicas tenían hasta ese momento, en zonas de
mayor riesgo social (Universidad de Costa Rica [UCR], s.f., p.5)
Según la
UCR (s.f.) “estas escuelas debían estar ubicadas en zonas con importantes
índices de pobreza, y de situaciones psicosociales difíciles, como violencia
intrafamiliar, consumo y tráfico de drogas, desempleo, deserción estudiantil y
fracaso escolar, trabajo infantil, etc” (p.5).
“Los
gobiernos las han llamado “de atención prioritaria”, “urbano-marginales” y
otros nombres, pero jamás comunidades pobres. Solo se aplica para la escuela
primaria, la secundaria no entra en el programa” (UCR, s.f., p.5)
La UCR
(s.f.) establece que estas escuelas “contaban con tres servicios específicos:
1-PRIN, Programa para la recuperación integral de los niños y las niñas;
2-Facilitadores de la educación y 3-los Equipos interdisciplinarios, que están
conformados por tres profesionales: Psicología, Orientación y el Área Social
(Trabajo Social, Planificación Social o Sociología)” (p.6).
“Tienen
un presupuesto distinto (se supone que mayor), tanto para la alimentación de
los estudiantes como para la infraestructura” (UCR, s.f., p.6)
Sin
embargo, a pesar de la buena intención de la iniciativa, surgieron una serie de
incongruencias con el proyecto, de acuerdo con la UCR (s.f.) se pueden
mencionar:
la escasez de presupuesto, sumada a una
situación de crisis generalizada hace que en la escuela se diriman
“microcrisis” económicas por parte de familias, docentes, sector administrativo
y, por supuesto, de los estudiantes, estas microcrisis incluían falta de
recursos tanto materiales, así como humanos, entre ellos la falta de pupitres o
materiales necesarios para los educandos, además de prescindir de los servicios
de un nutricion, psicólogia, trabajo social y orientación, o bien si se
contaba con el servicio no se proporcionaban los recursos necesrios para
brindarlo de la menor manera posible. Se imposibilitaba las mejoras en la
infraestructura de los centros educativos (p.7)
La situación anterior hace que la
exigencia de contención sea cada vez mayor, y genera expectativas irreales,
especialmente, en los padres, madres de familia o personas encargadas de los
estudiantes, y en ellos mismos por supuesto. La comunidad educativa inicia una
demanda imposible de solventar (UCR, s.f., p.9)
Se
incluye además que los docentes son parte del problema, la UCR (s.f) manifiesta
que
incluso los docentes se ven
afectados en ese ir y venir de situaciones dramáticamente difíciles, que no
están preparadas para enfrentar, pero de las que se les exige su acción, y en
las que las coordinaciones con otras instituciones no son efectivas y dejan
desprotegidas a las personas.
Otro
problema planteado por la UCR (s.f.)
se da por una concepción de la
educación como un lugar donde se aprenden, sistemática y mecánicamente,
contenidos, sin trabajar otras áreas y obviando toda la carga ideológica de
estos contenidos. Se instaura la desesperanza aprendida, pues tanto el método
como el objeto son ideologizados. La escuela aparece como un espacio de
reproducción de patrones de vinculación, los niños y niñas son víctimas de los
prejuicios de todo tipo, pero especialmente los de clase (UCR, s.f., p.10)
Por todos
estos motivos es evidente que
el trabajo psicológico acerca de
lo que está aconteciendo en nuestros centros educativos se hace urgente, es
fundamental que nuestra disciplina aborde el fenómeno de manera integral, y le
otorgue la importancia y seriedad que merece, el rol de la Psicología en los
espacios educativos debe ser transformado y asumido con mayor compromiso y
sensibilidad, ya que se trata de personas en condiciones de mayor
vulnerabilidad (UCR, s.f., p.11)
Como
conclusión “habrá que visibilizar las situaciones que se dan en los centros
educativos, y construir una propuesta de atención integral, pero sobre todo
denunciar todas aquellas medidas y políticas que impliquen un mayor deterioro
de la calidad de vida de estas comunidades” (UCR, s.f., p.12).
Fuente: Universidad de Costa
Rica [UCR] (s.f.) Pobreza y exclusión social: el caso de la educación pública
costarricense [Documento de PDF]
Muy bien! pero sin citas ni referencias! corregirlo cuanto antes.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo, nuestro papel como psicólogos educativos es que debemos ser parte de la solución no del problema, es importante el poder estudiar el campo del cual se va a trabajar y así poder generar un plan de trabajo estratégico en donde se pueda trabajar con las herramientas que se cuentan, tanto así para poder enseñar a muchos otros que no han querido asumir la responsabilidad de estos retos, que no es con lo que se quiere sino con lo que se cuenta.
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