sábado, 15 de junio de 2013

Pobreza y exclusión social: el caso de la educación pública costarricense

En el año de 1995, como parte de una supuesta reforma radical a la educación costarricense llamada EDU 2005, el gobierno de José María Figueres, crea el Programa para el Mejoramiento de la Calidad de la Educación en Comunidades Urbano Marginales (en adelante PROMECUM), que se planteó como una forma de dar respuesta a la situación vivida en las zonas más pobres y de riesgo social del país. PROMECUM, en síntesis, tenía como supuesto fin, coadyuvar en el mejoramiento de la calidad de vida de los estudiantes y en general de las comunidades beneficiarias. Se trataba, básicamente, de la ubicación de una escuela con características especiales o distintas a las que las escuelas públicas tenían hasta ese momento, en zonas de mayor riesgo social (Universidad de Costa Rica [UCR], s.f., p.5)

Según la UCR (s.f.) “estas escuelas debían estar ubicadas en zonas con importantes índices de pobreza, y de situaciones psicosociales difíciles, como violencia intrafamiliar, consumo y tráfico de drogas, desempleo, deserción estudiantil y fracaso escolar, trabajo infantil, etc” (p.5).

“Los gobiernos las han llamado “de atención prioritaria”, “urbano-marginales” y otros nombres, pero jamás comunidades pobres. Solo se aplica para la escuela primaria, la secundaria no entra en el programa” (UCR, s.f., p.5)

La UCR (s.f.) establece que estas escuelas “contaban con tres servicios específicos: 1-PRIN, Programa para la recuperación integral de los niños y las niñas; 2-Facilitadores de la educación y 3-los Equipos interdisciplinarios, que están conformados por tres profesionales: Psicología, Orientación y el Área Social (Trabajo Social, Planificación Social o Sociología)” (p.6).

“Tienen un presupuesto distinto (se supone que mayor), tanto para la alimentación de los estudiantes como para la infraestructura” (UCR, s.f., p.6)

Sin embargo, a pesar de la buena intención de la iniciativa, surgieron una serie de incongruencias con el proyecto, de acuerdo con la UCR (s.f.) se pueden mencionar:

 la escasez de presupuesto, sumada a una situación de crisis generalizada hace que en la escuela se diriman “microcrisis” económicas por parte de familias, docentes, sector administrativo y, por supuesto, de los estudiantes, estas microcrisis incluían falta de recursos tanto materiales, así como humanos, entre ellos la falta de pupitres o materiales necesarios para los educandos, además de prescindir de los servicios de un  nutricion, psicólogia, trabajo social y orientación, o bien si se contaba con el servicio no se proporcionaban los recursos necesrios para brindarlo de la menor manera posible. Se  imposibilitaba las mejoras en la infraestructura de los centros educativos (p.7)

La situación anterior hace que la exigencia de contención sea cada vez mayor, y genera expectativas irreales, especialmente, en los padres, madres de familia o personas encargadas de los estudiantes, y en ellos mismos por supuesto. La comunidad educativa inicia una demanda imposible de solventar (UCR, s.f., p.9)

Se incluye además que los docentes son parte del problema, la UCR (s.f) manifiesta que

incluso los docentes se ven afectados en ese ir y venir de situaciones dramáticamente difíciles, que no están preparadas para enfrentar, pero de las que se les exige su acción, y en las que las coordinaciones con otras instituciones no son efectivas y dejan desprotegidas a las personas.

Otro problema planteado por la UCR (s.f.)

se da por una concepción de la educación como un lugar donde se aprenden, sistemática y mecánicamente, contenidos, sin trabajar otras áreas y obviando toda la carga ideológica de estos contenidos. Se instaura la desesperanza aprendida, pues tanto el método como el objeto son ideologizados. La escuela aparece como un espacio de reproducción de patrones de vinculación, los niños y niñas son víctimas de los prejuicios de todo tipo, pero especialmente los de clase (UCR, s.f., p.10)
                              
Por todos estos motivos es evidente que

el trabajo psicológico acerca de lo que está aconteciendo en nuestros centros educativos se hace urgente, es fundamental que nuestra disciplina aborde el fenómeno de manera integral, y le otorgue la importancia y seriedad que merece, el rol de la Psicología en los espacios educativos debe ser transformado y asumido con mayor compromiso y sensibilidad, ya que se trata de personas en condiciones de mayor vulnerabilidad (UCR, s.f., p.11)


Como conclusión “habrá que visibilizar las situaciones que se dan en los centros educativos, y construir una propuesta de atención integral, pero sobre todo denunciar todas aquellas medidas y políticas que impliquen un mayor deterioro de la calidad de vida de estas comunidades” (UCR, s.f., p.12). 

Fuente: Universidad de Costa Rica [UCR] (s.f.) Pobreza y exclusión social: el caso de la educación pública costarricense [Documento de PDF]

2 comentarios:

  1. Muy bien! pero sin citas ni referencias! corregirlo cuanto antes.

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  2. Estoy de acuerdo, nuestro papel como psicólogos educativos es que debemos ser parte de la solución no del problema, es importante el poder estudiar el campo del cual se va a trabajar y así poder generar un plan de trabajo estratégico en donde se pueda trabajar con las herramientas que se cuentan, tanto así para poder enseñar a muchos otros que no han querido asumir la responsabilidad de estos retos, que no es con lo que se quiere sino con lo que se cuenta.

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